Thursday, September 5, 2013

Día 4: Pánico, África y Café del Starbucks

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Aquí la palabra clave es “principio”.

Como toda buena historia comienza con una afirmación como “Aquella vez que me puse bien pedo” o “Aquella vez que jugué Volleyball Tequila con un negro”, el receptor de la información, así mismo, siempre hace la misma pregunta: ¿Y cómo comenzó todo?, aquí es donde entra otra de mis inexplicables e interminables patologías.

Le tengo pánico a dos cosas en la vida: Cosas/entes/personas que corran hacia mí (no importa que sea un viejito en andadera jadeando… si viene corriendo hacia mí, comenzaré a llorar) y comenzar cosas nuevas. Es en este segundo punto donde se enfoca la historia. Si bien, soy amante de quedarme despierta hasta las 3 am pensando lo buena presidenta intergaláctica que sería, es muy difícil que por las mañanas tenga el mismo ímpetu emprendedor que me hizo desvelarme. Esto me ha traído muchos problemas en mi vida, en especial… cuando se trata de los primeros días de clase.

Para los que me conozcan, sabrán que siempre he querido estudiar Cine, y tras por fin graduarme de Administración de Empresas en diciembre de 2012… mi sueño comenzó a materializarse. Pasé de tener dinero y un café del Starbucks diario, a sólo poder costear un café del Oxxo de vez en cuando, y tal vez, unas doraditas rancias de la maquinita expendedora… soy una pobre estudi-hambre feliz. Pero, a pesar de que soy increíblemente feliz en mi nueva carrera… no dejo de sentir pánico cada nuevo cuatrimestre cuando se presentan los maestros y dan el plan de estudio.

Dios, odio los planes… son tan adultos, van tan ligados de la mano de tener una hipoteca, pagar impuestos, sacar un crédito en el Infonavit y comenzar con mi plan de retiro… todos los planes, siempre salen mal, ¿Por qué debemos amargar nuestra corta existencia con esa metodología del demonio? El problema es que, si bien los repudio, la mayoría de los maestros y las personas de bien, exitosas, que han logrado hacer algo con su vida… los adoran.

Así que comencemos por el principio:

Hoy tuve mi primera clase de Técnicas de Investigación para una Producción Audiovisual, es un nombre rimbombante para decir “chinguele pa’ poder hacer su película, ajá!!” y aun así no te garantizan nada. La maestra, creí, se veía como una muchacha de no más de 35 años, que probablemente escogía su ropa por las noches antes de dormir y que combinaran desde sus calcetas hasta el broche de su brassiere… muy rígida y sistémica para mí, de seguro ha de ser quedada y nunca ha cambiado de shampoo. Oh!, deja de juzgar a la gente, Marce! :D … me dije a mí misma.

Comenzó a dar la metodología del curso, los temas a exponer, tener que hacer equipos, tener que hacer actividades recreativas de inclusión de grupo, tener que hacer más videos, ir a San Juan de Dios a hacer estudios! Arrrgh! … mi párpado comenzó a temblar de pensar en toda la chinga que sería una clase como esta… y fue cuando las preguntas aparecieron: ¿No me habré equivocado de carrera?, ¿no debería estar mandando currículo a Seguros Monterrey?  ¿Mi madre tenía razón y debería haber puesto más atención en clase de contabilidad? ¿Cuál es la fórmula secreta de Coca Cola? … la idea de replantear mi vida, carrera y aspiraciones se veía sumamente factible a las 9:30 de la mañana.

Con el párpado temblando y la clase siendo de 3 horas, por fin llegó un bonito receso en el que olvidé mi miseria por un momento y decidí que invertiría la módica cantidad de $47 pesos que podría usar para comer… en un solo café. ¡¿QUÉ?! NO ME JUZGUEN! … Todos lo han hecho…

Starbucks ha conocido mis fracasos, éxitos, lágrimas y noches sin internet. El tener uno casi las 24 horas a la mano cuando estaba estudiando en el Tec, hizo que se convirtiera en un recordatorio constante, banal y superficial de que mi posición en el mundo era, por el momento, privilegiada y debería explotarla al máximo por el tiempo que durara… sí, soy una frívola brujaaa capitalista. Todos lo hemos sido alguna vez!! Es el poder del café Moccha con extracto de menta, leche deslactosada light y un shot de café extra, venti con crema y chispitas….  

Starbucks me hacía sentirme mejor, me hacía sentir calientita en días de frio, me hacía sentirme bien cuando estaba a punto de enfermarme, ahí tuve las mejores pláticas de mi vida, esa chingadera capitalista había salvado mi vida en más de una ocasión, y si bien, estoy decidida a ser una mejor persona y por eso escribo este blog, hoy no era la ocasión adecuada para enfrentar  mis demonios y correr al Oxxo por un Andati.  Tuve el vaso en mis manos… era hermoso. Estaba calientito, olía a una mezcla de esclavos que cultivaban café por un plato de arroz al día y capitalismo líquido, glorioso. Pagué con un billete de $50… me dieron $3 de cambio y al primer sorbo todo estuvo mejor, el mundo comenzó a aclararse.  Escribieron mi nombre con una carita feliz… debía ser un buen augurio.

Regresamos a clase, otra hora y media… pero todo fue diferente… no era mi café o el clima, era… chido. La maestra dejó su máscara de hierro sobre el escritorio y comenzó a contarnos sobre un proyecto de investigación que ella misma hizo para poder ejemplificar la clase: El proyecto consistió en estar viviendo 2 años en África y, a grandes rasgos, culturizar a niños de preescolar mediante las artes visuales,  en especial fotografía.

Mi café estaba a la mitad y frío para cuando terminó de contar todas las anécdotas de cómo vivían las tribus en África, como sufrían para cosas tan simples como lavar la ropa o conseguir comida, que el dinero no existía realmente, que era obligatorio circuncidar a los niños y … al menos para mí … casi mutilar el clítoris de las niñas, que no todos sabían leer y escribir pero si aprendieron a manejar una cámara, que los niños no le temen a la muerte, al matadero de animales, a los turistas… a lo nuevo… no le tienen miedo a nuevos comienzos.

… lo primero que vino a mi mente después de eso fue: Qué pendeja estoy…
Y por ello… mi guapos lectores… la lección del día fue… que no te dejes llevar por las apariencias, no necesitas a nadie más que a ti mismo y tus propias ganas de salir adelante para hacerlo, que el mejor motor es la curiosidad y no el dinero como todos piensan, el dinero viene por añadidura una vez que comienzas a encaminar tu vida hacia el sitio correcto. No digo que no necesitemos de la tecnología o algunas comodidades, sino que no dependemos de ellas. Yo realmente no necesitaba un café de $50 para dejar de estar asustada, necesitaba alguien que me diera una cachetada con datos cualitativos y cuantitativos de que la vida es difícil, es una chinga estar aquí, pero lo que hace que una persona sea valiente no es la ausencia de miedo, sino seguir adelante cuando sientes que quieres irte a llorar al piso del baño y comer madalenas. Así que… probablemente mañana ya ni siquiera estén aquí y perdieron el día de hoy preocupándose… toquen un elefante! Coman una rebanada extra de pastel! No se bañen un día! … pero no dejen de sentir que están vivos.


Pd: La maestra tiene 42 años, estudió un doctorado llevando a clases a su hijo de 9 meses y cuando se fue a África su esposo la acompañó los dos años junto con su hijo y siguen siendo una muy chula familia. Yo quiero un así.

2 comments:

  1. Muy buena experiencia Licenciada. No se le olvide, la vida es difícil! Y el universo hará todo lo posible por complicarla ;)

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  2. jaja tenia mucho sin leer tu blog pichona, si si soy yo aunque no lo creas, y hechale ganas a tu nueva carrera morrilla me da gusto saber que estas haciendo lo que te gusta :D

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